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San Ludano, peregrino

Escocés, hijo del príncipe Hildebold, encontramos su nombre componiendo el de la abadía alsaciana de Andlau. Vino a morir el 12 de febrero de 1202 en Nordhouse, a pocos kilómetros de la iglesia de San Jorge. Había dejado su lejana patria, después de haberse dedicado al servicio de los enfermos y de haber construido hospitales y orfanatos. Con los años, libre de fatigas, recorrió las rocosas laderas de las zonas rurales, pobre y mendigo como tantos otros en la época, y pasó al continente, de Santiago a Roma, tal vez a Jerusalén. A la vuelta de esta larga peregrinación, se acuesta, agotado, bajo un árbol de tilo, cerca de la aldea de Nartz (hoy Nordhouse) a morir.

Tal como lo cuenta la tradición oral, y como se plasma en un mural del siglo XVIII en el coro de la iglesia de San Ludano, un ángel descendió del cielo y le dio, en la soledad nevada, el Santo Viático, el cuerpo de Cristo resucitado. Entonces, según la antigua tradición, las campanas de las iglesias que rodean el lugar comenzaron espontáneamente a moverse y sonar. Los lugareños acudieron a rodear el cuerpo. En el conjunto pictórico anónimo de 1760 pueden seguirse el proceso de traslado del cuerpo: a la derecha, los pastores de las dos parroquias entonces existentes en Nordhouse, Saint Martin y Saint Michel, se disputan el derecho de enterramiento, ya que habían encontrado en entre sus cosas la acreditación de su origen principesco. El abad de la célebre abadía de Ebersmunster arbitra en la controversia y propone atarlo a en un carro a un caballo salvaje que lleve el cuerpo donde el santo desee que sea su entierro. El caballo se detuvo en Scheerkirche, al lado del río del mismo nombre, conocido hoy como Saint Ludan.

De todos estos datos no hay propiamente "Actas", hay una tradición cúltica ininterrumpida en el lugar; se mencionan unos «campos de san Ludano» ya en 1336, en un acta de venta de terrenos en la zona. Quizás detalles como que construyó hospitales y orfanatos contenga datos más bien convencionales, pero de ninguna manera improbables, ya que encaja perfectamente en la manera de vivir la fe en esos siglos, donde encontramos abundantes ejemplos de gente de buena cuna que profundiza en la piedad aplicándose al servicio concreto de los pobres, e incluso más de uno llegaba a dejarlo literalmente todo, en busca de una radicalidad de vida en Dios aun mayor... ¡es la misma época del Pobre de Asís!

En la actualidad se alza en el lugar una pequeña iglesia a él dedicada, y del sitio web de ella hemos tomado los datos que presentamos. Puede leerse aquí un más amplio documento en pdf. Ver Acta Sanctorum, febrero, II, pág 638-39, donde se imprime una Vida anónima, que es la fuente última de esta pequeña historia.