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San Macaldo de la Isla de Man, obispo

Es conocido principalmente por la primitiva Vida de san Patricio. Allí se relata que era un sanguinario pirata o déspota en el Ulster, convertido por Patricio y desterrado de su nativa Irlanda como castigo por su malvada vida anterior. Navegó sin rumbo, sin idea de dónde ir, y su pequeña nave fue arrastrada pro el viento a la Isla de Man, donde fue recibido por dos misioneros del propio Patricio. Mientras estos vivieron, él se retiró como ermitaño al noreste de la isla, pero cuando murieron, fue elegido obispo por el pueblo, y continuó la tarea de evangelización.

Murió hacia el 498. Maughold es la forma del nombre en manés, y aparece en una cierto número de toponímicos en la propia isla; en irlandés su nombre puede verse como MacCuill, Maguil, o Maccul, y se lo ha confundido algunas veces -incluso en ediciones anteriores del propio Butler- con otros santos irlandeses.

La leyenda local, recogida en un el archivo de tradiciones de la Isla de Man por el estudioso William Harrison, cuenta a grandes trazos esto mismo que recogía Butler, con la variante de que la leyenda da a entender que san Patricio lo recibe en la isla (y por tanto en forma de aparición), no que lo convierte estando en Irlanda; de la conversión y sus motivos la leyenda no habla, sólo menciona el hecho. Las frases en cursiva están en prosa en el original:

Os contaré la leyenda, tan bien como pueda,
de san Maughold, el piadoso y antiguo obispo de Man.

Este hombre (como su padre)
era un libertino, o al menos,
lo fue en un tiempo anterior,
si es que podemos
destapar sus pecados.
Antes de ser obispo
daba a su pobre esposa,
se dice, una triste vida:
la engañaba y sacudía (cheat and beat)
y a veces la maltrataba;
y hasta amenazaba con pegarle,
cuando estaba bajo licor.
Pues aunque ahora es un santo,
fue en otro tiempo, entre los bandidos,
el Capitan o líder, tan feroz como se pueda ser, en esa isla que Moore llama "La gema del mar" [Irlanda]

Y dondequiera que iba,
se redoblaba el saqueo...
Pero luego de algunos años comenzó a arrepentirse.

Así que lo pusieron a flotar
en un bote de cuero crudo,
en un muy duro clima,
sus manos atadas juntas,
con cerrojos en los pies,
y sin nada que comer.
Y así cantaba (mientras continuaba su viaje por las olas): «Estoy a flote, estoy a flote, sobre la feroz marea.»

Al fin fue arrojado
en una isla desconocida;
o al menos muy pocos
sabían de ella en aquel tiempo.
A donde el bote llegó
era la Isla de Man;
y san Patricio (el gran santo),
lo recogió, seguramente desmayado,
y ese hombre llegó a ser -y creemos que es posible- un digno y respetable obispo de Man.

Sí! tal era su fama,
que llegó a tener gran nombre,
cuando santa Brígida, una monja irlandesa, lo fue a visitar, perdió su corazón, dicen algunos (como prueba del asunto).

y muy pronto tomó el velo,
cuando lo vio tan pálido,
con tantos ayunos,
para expiar sus locuras.
Pues éste llegó a ser -y creemos que es posible- un digno y respetable obispo de Man.

Y en la hermosa Isla de Mona [en el NE?]
el santo vivió por un tiempo,
donde ahora hay un famoso pozo
que tiene, según se dice,
un excelente manantial que los maneses (a pesar del barro) usan, por sus famosas virtudes medicinales.

Estas, -¿no lo sabes?-
eran eficaces,
para los hijos e hijas de la Isla
que bebían sus aguas,
eran sobre todo sanados (a pesar de que sabía a pintura) bebiéndola en el asiento del santo.

No es una moderna y cómoda silla,
más bien uno duro y despojado,
tal que ya nadie ahora querría sentarse
donde el santo, con su camisa de pelo,
y todo cubierto de suciedad
se arrepentía de sus fechorías
y repasaba sus cuentas.
Así he contado la historia, en verso, lo mejor que he podido, de san Maughold, el obispo de Man.

La parte inicial proviene del Butler-Burns, 1999. La leyenda en verso de un archivo de tradiciones de la Isla de Man, «Mona Miscellany», impreso por la Manx Society, 1869, pág. 220, que puede leerse (en inglés) aquí; lamentablemente el texto no indica de cuándo es la redacción de esta leyenda.