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San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, presbítero y mártir

Nació en Sacramento, Chihuahua, el 8 de junio de 1892, hijo de Apolinar Maldonado y de Micaela Lucero. Tenía 17 años cuando sintió la vocación y, por los consejos de sus maestros, ingresó al Seminario Conciliar de Chihuahua. Las condiciones de pobreza por las que atraviesa el Seminario, en especial la deficiente alimentación, fueron la causa de que se desarrollara débil y enfermizo. En 1918 fue enviado a El Paso, Texas, para recibir las órdenes sagradas, pues el Señor Obispo de Chihuahua estaba enfermo. Le fue conferida la ordenación sacerdotal por el Obispo Don Jesús Schuler, S.J., la mañana del 25 de enero de 1918, en la Catedral de San Patricio. Celebró su Primera Misa en la Parroquia de la Sagrada Familia, Chihuahua, el 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes. Su salud no fue muy buena ya que incluso por ese motivo tuvo que renunciar al encargo de su Parroquia de Jiménez; posteriormente, el 1° de enero de 1924, fue nombrado párroco de Santa Isabel, en donde permaneció hasta su muerte, en 1937. Encendió el entusiasmo y la piedad en sus feligreses. Se incrementaron sobremanera la adoración nocturna y la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Fomentó el amor y devoción a la Santísima Virgen María en sus diversas advocaciones.

En 1926 se desató la persecución religiosa, se suspendió el culto público, se cerraron templos, seminarios y escuelas; sin embargo, hasta 1929 no se registraron mayores conflictos debido a la sensatez de las autoridades de Chihuahua; fue hasta 1931-1932, cuando se desató una nueva persecución en Chihuahua, se persiguió y desterró a sacerdotes, se cerraron templos, se obligó a maestros a firmar declaraciones y adhesiones impías, se prohibieron manifestaciones de protesta. En 1934, el Padre Maldonado fue preso y desterrado a El Paso, Texas, en donde no permaneció mucho tiempo y en cuanto regresó a Santa Isabel, se dirigió al rancho "El Pino", en donde permaneció un año, hasta que en 1936 decidió quedarse en un poblado cerca de Santa Isabel, "La Boquilla del Río", donde una heroica familia cristiana convirtió su casa en oratorio, en el que casi públicamente celebraba los actos de culto.

La Semana Santa de 1936 la celebró con especial solemnidad. El Viernes Santo realizó los oficios divinos. Terminando el sermón del pésame, una persona lo llamó para que fuera a confesar a unos enfermos en un lugar peligroso de la parroquia. Al regreso fueron sorprendidos a balazos, que les llovían por todos lados. El 10 de febrero de 1937, Miércoles de Ceniza, se dedicó a confesar e imponer ceniza, cuando se presentaron un grupo de hombres armados y alcoholizados, que iban a aprehender al Padre, y aunque los pobladores quisieron ocultarlo, finalmente fue arrestado. Echaron al Padre andando por delante de los caballos, descalzo; y seguido por algunas personas, tomaron el camino a Santa Isabel. El Padre comenzó a rezar el rosario y todos contestaban, menos los esbirros, que en ocasiones trataban de echarle el caballo encima. Así recorrió casi tres kilómetros, hasta llegar a Santa Isabel.

Arribaron a la Presidencia y sólo el padre pasó la puerta de entrada; el Presidente Municipal lo tomó de los cabellos y le propinó un golpe. Al llegar al segundo piso, Andrés Rivera, cacique de los políticos de la región, lo recibió con un tremendo pistolazo en la frente, quebrándole el cráneo en círculo y saltándole casi el ojo izquierdo. De allí, los esbirros, siguieron golpeando al indefenso sacerdote con las culatas de los rifles, arrastrándole por la escalera hasta el segundo piso. Allí quedo tirado, inconsciente, bañado en su sangre inocente y, apretando el relicario sobre su pecho, permaneció hasta el momento de su muerte. Los malhechores se dispersaron.

Aún con vida fue socorrido por unas mujeres que lo llevaron a Chihuahua al Hospital Civil, en donde recibió la absolución, la santa unción y la bendición papal. En la madrugada del día siguiente murió. El cadáver fue llevado a la casa episcopal y ataviado con todas las vestiduras sacerdotales; en un sencillo ataúd fue colocado en la capilla ardiente que se improvisó en la sala Cementerio de Dolores, para después ser llevado al Cementerio de Dolores, en el lote de la familia Enríquez. Se hizo el diseño de un sencillo monumento, y en él la inscripción «Tú eres sacerdote». El sangriento asesinato del padre Maldonado provocó la molestia de la población, que pese a las amenazas, se movilizó en una manifestación pidiendo el respeto y la libertad de culto.