SPERÍR,PÍTYMÁR

San Pedro Esqueda Ramírez, presbítero y mártir

Nació en San Juan de los Lagos, Jalisco el 29 de abril de 1887. Siendo monaguillo e infante del coro, ingresó al seminario auxiliar de San Julián y después de seis años de estudios pasó al conciliar de Guadalajara, donde concluyó su formación eclesiástica. Presbítero desde el 19 de noviembre de 1916, desarrolló su ministerio sacerdotal en San Juan de los Lagos con entera sumisión al párroco buena voluntad y laudable interés.

La Sagrada Eucaristía fue el centro de su vida y el eje de su apostolado; para promover el culto organizó la Asociación Cruzada Eucarística. Otro campo preferente de su apostolado fue la catequesis infantil. Cuando se suspendió el culto público, el presbítero Esqueda se quedó en su pueblo en calidad de encargado interino de la parroquia. Escondiéndose aquí y allá, pudo permanecer en la población. Cuando alguien le recomendó escapar, contestó: “Dios me trajo, Dios sabrá”.

La mañana del 18 de noviembre de 1927, el teniente coronel Santoyo, haciendo gala de crueldad, capturó al presbítero Esqueda; se le incomunicó en la abadía de la colegiata de San Juan de los Lagos, transformada en cuartel. Permaneció cuatro días en una pequeña habitación en tinieblas; el tiempo de su prisión en distintas ocasiones fue flagelado. Sufrió en silencio las molestias y tormentos que precedieron su muerte, entre ellos la fractura de un brazo.

El 22 de noviembre el lastimado sacerdote, atado de las manos, fue conducido al lugar del suplicio, Teocaltitán, del municipio de Jalostotitlán, Jalisco a la salida de la población el teniente coronel Santoyo localizó un árbol de mezquite cuyas ramas servían como depósito o tapanco de pastura. Con la intención de quemar a su víctima, ordenó al clérigo subirse al árbol encima del rastrojo; pero aunque quiso cumplir el mandato, se lo impidió la fractura del brazo derecho. Ante la inutilidad de sus esfuerzos Santoyo lo colmó de injurias y, acto continuó, le vació la carga de su pistola y murió. Manos piadosas sepultaron el cadáver en Teocaltitán. Después sus restos fueron trasladados a San Juan de los Lagos y actualmente se encuentran en el templo parroquial de San Juan Bautista, de dicha ciudad.