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Santa Quiteria, virgen

En el sur de Francia y en el norte de España hay muchas iglesias dedicadas a santa Quiteria, a quien se profesa todavía gran devoción en el Aire (Aire-sur-le-Lys) y la Gascuña. Ahí se conservaron sus reliquias hasta que fueron profanadas por los hugonotes. Sin embargo, aunque el nombre de esta santa aparece en el Martirologio Romano, no la menciona ninguno de los calendarios antiguos. La tradición popular afirma que era hija de un príncipe de Galicia y que huyó de su casa porque su padre quería obligarla a casarse y abjurar de la fe. Los hombres que su padre envió a perseguirla, la condujeron a Aire y ahí la decapitaron. Muchos detalles de esta leyenda, que en una época fue muy popular, están tomados de la conocida fábula del rey Catibo y de la reina Calsia.

Lo único que sabemos a ciencia cierta sobre Quiteria es su nombre y la existencia de su culto; puede verse que la edición actual del Martirologio Romano la inscribe, pero no como mártir, ya que no hay constancia de tal hecho. Generalmente se la representa con un perro que, según el relato tradicional, sostuvo su cabeza para que no cayera a tierra cuando fue decapitada, por lo que el pueblo la invoca contra los ataques de los perros rabiosos. En Portugal, donde también se venera a la santa, la leyenda ha tomado una forma muy diferente. Se dice que las reliquias de Quiteria se hallan en Portugal.

Los bolandistas modernos se inclinan a aceptar la tradición de Aire, basándose sobre todo en las investigaciones del P. A. Degert, quien publicó en la Revue de Gascogne, vol. XLVIII (1907), pp. 463-469, los más antiguos textos de la vida de esta mártir. Ver en la misma revista los vols. XLVI (1905), pp. 333-337 y XLIV (1903), pp. 293-309; y Analecta Bollandiana, vol. xxvn (1908), p. 457. La forma más común de la leyenda de la santa puede verse en A. Breuils, Les légendes de Sainte Quitterie (1892).
Imagen procesional de la santa en el pueblo de Sorihuela del Guadalimar, provincia de Jaén, de donde es copatrona.