SI,J,R,ZÓS,BYA,MÁR

Santos Isicio, Josipo, Romano, Zósimo, Baralo y Agapis, mártires

En los más antiguos martirologios históricos (Jeronimiano, Beda, etc.) aparece mencionado este grupo, generalmente encabezado por Josipo, diácono. Se trata del mismo Josefo (Iosephus) que aparecía en esta fecha en el anterior Martirologio Romano, sólo que irreconociblemente castellanizado. 

Los nombres que aparecen en el grupo varían de un testigo antiguo a otro. El Hieronymianum traía a Zenón, Apolonio, Febo, Romano, Zósimo, Baralo, el presbítero Zoco, y Rufino, mientras que el Martirologio Romano actual ha optado por la lista del Martirologio Siríaco que parece ser la más antigua y original de este grupo. 

La virgen Agapis es mencionada también en los martirologios occidentales antiguos, aunque en forma independiente. En el Siríaco se inscriben el 2 de marzo, pero el Martirologio Romano actual no ha modificado la fecha de todo el grupo tal como aparecía en la tradición latina, por lo que ha quedado en el 15 de febrero.

Del único que se ha transmitido alguna noticia es del diácono Josipo/Josefo, ya que se lo ha confundido con un escritor de himnos litúrgicos del siglo IX, llamado también Josefo, y con un confesor del mismo nombre en tiempos de la herejía iconoclasta.

Por lo demás no tenemos noticias de él ni de sus compañeros, más que estas listas de nombres, tentativamente colocadas en las amplias persecuciones del siglo IV en Antioquía de Siria, que tantos mártires dejaron a la Iglesia.

El orden en que aparecen actualmente -que sigue el orden jerárquico de presbítero, diácono, sin mención ministerial y virgen- ha hecho que en algunos sitios que transcriben el Martirologio Romano entendieran que sobraba una coma, y pusieran «Josipo, diácono romano,...», pero esta forma no es la correcta, sino que la correcta es la que trae el Martirologio Romano en español, tantas veces mal corregido, pero no en esta oportunidad.

Sobre los testigos occidentales del grupo, ver Acta Sanctorum, febrero II, pág 822; sobre la lista siríaca, ver Delehaye, "Les origines...", pág. 216.